Alteridad

Viene del «alter» latino (el «otro» desde el punto de vista del «yo»), la alteridad es un principio filosófico por el cual la propia perspectiva cambia, la del yo, la posición de «uno» por la del «otro», considerando el punto de vista, la ideología, los intereses y la concepción del mundo del «otro», dando por sentado y teniendo en cuenta que la propia posición o la de «uno» no es la única posible.

El concepto de alteridad aparece con el descubrimiento hecho por el «yo» del «otro», con el que surge una gran diversidad de imágenes del otro, representaciones del «nosotros» y visiones múltiples del «yo».

Alteridad

Alteridad significa cambiar la perspectiva de uno por la de otro, teniendo en cuenta su punto de vista; No se trata de cambiar la opinión o convicciones, sino contemplar la posibilidad de otros puntos de vista. Más allá de las diferencias, todas las imágenes del «otro» coexisten en mundos diferentes inmersos en el mismo universo. Representaciones imaginarias de personas radicalmente diferentes, previamente insospechadas.

Para la filosofía, la alteridad es lo opuesto a la identidad y, en este sentido, se puede definir como la relación de oposición que se registra entre el sujeto pensante, es decir, el yo, y el objeto pensado, es decir, el no yo. La alteridad es el principio filosófico que le permite a uno alternar o cambiar su perspectiva por la del otro.

En este sentido, la alteridad implica que un individuo puede ponerse en el lugar del otro, lo que le permite establecer relaciones con el otro en función del diálogo, la conciencia y la apreciación de las diferencias existentes.

Por lo tanto, de acuerdo con la alteridad, para constituir una individualidad, primero, la existencia de un colectivo es necesaria, ya que el «yo» existe del otro y de la visión de este. El otro le permite al yo comprender el mundo desde una perspectiva diferente en relación con la suya.

Esto significa que la alteridad representa una voluntad de comprensión que fomenta el diálogo y fomenta las relaciones pacíficas. Cuando un hombre judío se involucra en una relación amorosa con una mujer católica, la alteridad es indispensable para comprender y aceptar las diferencias entre ellos. Por otro lado, si se registra una pequeña otredad, la relación será imposible ya que las dos visiones del mundo solo colisionarán entre sí y no habrá espacio para la comprensión.

De la misma manera, los países con culturas diferentes deben reconocer la alteridad para respetar la ley, las creencias y la cultura de la otra. De lo contrario, el país más fuerte se impondría sobre el otro aniquilando sus costumbres culturales, como sucedió con los países conquistados en América Latina.

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